La trágica y vergonzosa situación en que intereses malsanos han sumido a nuestra atribulada nación, constituyen un imperativo para que los ciudadanos amantes de la paz, de la democracia, de la justicia y de un futuro esperanzador, opinen y participen en la búsqueda de acuerdos constructivos y beneficiosos, para todos los estratos sociales y económicos del país. Los afanes positivos, justos y honestos deben superar los intereses morbosos de gente que, alimentada por ambiciones protervas, no concientiza el daño irreparable que irresponsable y en muchos casos ignorantemente causa a la patria.
Ha transcurrido un mes desde la iniciación de las protestas “indígenas” aparentemente motivadas por la suspensión del subsidio al diesel, pero, poco a poco, han ido quedando al descubierto las verdaderas razones impulsoras de este irracional y retardatario.paro.Tiempo atrás, eran muy notorios algunos sucesos, en la ciudad que hoy es el convulsionado epicentro de estos prolongados, costosos y perjudiciales hechos, la ciudad de Otavalo.
Este típico “Valle del Amanecer” adornado con incomparables tesoros naturales, constituyó un importante centro de atracción turística, en el que la convivencia de habitantes de distintas razas, le imprimía una particularidad muy especial que atraía la curiosidad de innumerables visitantes nacionales y extranjeros.
Las alpargatas gastadas, de tanto caminar, se han reemplazado con calzado de marca y vehículos de alta gama, sus chozas de barro y paja se han transformado en grandes casas y edificios. Los habitantes, mestizos y blancos, del área urbana, han sido desplazados a nuevos barrios circundantes. Aparecieron y se multiplicaron negocios de todo tipo, con declaraciones de exportaciones millonarias que no son justificadas. El centro de la ciudad no es muy extenso y sorpresivamente se vio copado de una cantidad asombrosa de cooperativas de ahorro y crédito. Se han abierto tiendas de turismo y gastronomía con fuertes inversiones sin justificar el origen del capital. El Estado es perjudicado descaradamente por estos hechos que han pasado desapercibidos, por temor o incompetencia, en varios gobiernos. Es evidente que los ponchos y fachalinas cubren una corrupción crónica, empeñada en lavar el dinero sucio del narcotráfico y de la minería ilegal.
¿Por qué, entre las demandas de la rebelión, no exigen combatir la minería ilegal, la violencia, el narcotráfico y tampoco sugieren alguna acción contra el crimen organizado o para frenar el lavado de activos? Dan la impresión de proteger a los que actúan entre las sombras.
Ya, en las sangrientas y salvajes manifestaciones del 2022, se cálculos que fueron financiadas por la minería ilegal que reclutaba jóvenes, para que abandonaran los campos y trabajaran, por excelentes remuneraciones, en las mineras.
La agitación actual es muy preocupante porque se han fusionado varias fuerzas del mal: narcotráfico, minería ilegal, partidos políticos delincuenciales y el crimen internacional. Este concierto maligno ha desembocado en el aparición, en las protestas, de grupos adiestrados y organizados con cascos, escudos, cohetes lanzas y lanzas, artesanales, con los que atacan a la población ya las fuerzas del orden. Así caracterizan a las hipócritamente denominadas, por sus tozudos y farsantes líderes, “marchas pacíficas”. El pacifismo de estas acciones ilícitas, llegan a la cima con el secuestro de los habitantes de Otavalo, que no pueden salir de sus casas, ni comprar gas o alimentos si no se suman al paro; Tampoco pueden abrir tiendas, restaurantes o negocios, si lo hacen, los destruyen. ¿Qué facifismo puede justificarse con el cierre permanente de carreteras y vías, con el ataque a convoyes y vehículos, sin tomar en cuenta que existen enfermos que necesitan trasladarse a hospitales y centros de otras ciudades, así como estudiantes que asisten a colegios o universidades de otras? localidades?
El gran gestor de esta barbarie, Marlon Vargas, amenazó con volver a saquear Quito y si el ejército y la policía, en el cumplimiento de sus funciones, no se detuvieron estas turbas, se corría el riesgo de volver a vivir la zozobra y la angustia que sembraron en ocasiones anteriores.
Los excesos impulsados por los dirigentes de la CONAIE y ejecutados por los guerrilleros infiltrados y por la masa engañada e inconsciente, se han caracterizado por vehículos incendiarios, cuarteles y herir a muchos policías y soldados; Desgraciadamente, al frenar la exagerada violencia de las protestas, se produce dos muertes de campesinos manifestantes, sucesos que han sido enarbolados como bandera del paro, sin referirse ni a la agresividad, ni a la enorme pérdida económica del país, ni a la gran cantidad de heridos y lesionados miembros de la fuerza pública de defensa.
Lo complejo de la situación y la renuencia a suspender las protestas, hacen necesaria la búsqueda de líderes que capitalicen el afán de defender la democracia e impedir el triunfo de los oscurantistas y delincuentes, para cristalizar, en actos masivos, la presencia de la gran mayoría de ecuatorianos empeñados a buscar la paz y la justicia. Es triste, para la ciudad de Quito, tener un alcalde comprometido con una de las organizaciones empeñadas en mantener el caos y apoyar a los revoltosos, en lugar de cumplir con las obligaciones primordiales de un burgomaestre, como son las de defensor a la ciudad que, justa o injustamente, representa.




