
el hábito de sentarse a la mesa y compartir un momento específico con otras personas ha estado presente desde hace siglos en las más diversas culturas. El Simposio griego, el Convivium romano, las fiestas y banquetes medievales y los salones parisinos son sólo algunos ejemplos de cómo se construyó históricamente esta costumbre y ha sido relevante en las negociaciones sociales y políticas, las discusiones intelectuales y los debates filosóficos.
La comensalidad a menudo sirve como un ritual para establecer vínculos, negociar y celebrar eventos importantes. En muchas culturas de habla hispana, el lapso de tiempo después de la comida en el que toda la familia permanece sentada y conversa está tan presente que existe una palabra para describirlo: sobremesa — traducido literalmente como «sobre la mesa» (aunque en español significa más exactamente «postre» o «conversación después de comer»). Pero, a pesar de asociarse muchas veces con compartir una comida, la mesa puede considerarse una plataforma flexible y abierta a muchas posibilidades de apropiación e interacción.
Ya sea para armar un rompecabezas familiar, para compartir un espacio de trabajo con otros o para reuniones, debates y conversaciones, las mesas son capaces de reunir grupos y estimular interacciones cara a cara, fortaleciendo vínculos e intercambios significativos. Estas son algunas de las razones por las que las mesas comunitarias, que pretenden ser una especie de invitación para que se reúna un gran grupo de personas, se han explorado en instalaciones temporales o permanentes en espacios públicos de todo el mundo.
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Hoy, cinco años después del inicio de una pandemia global donde se impuso la distancia social, especialmente en contextos de compartir comidas, La presencia de mesas colectivas se observa en muchos diseños de bares, cafeterías y restaurantes.. Estas mesas permiten trabajar, compartir un café o comer con personas muchas veces desconocidas, favoreciendo así las relaciones entre ellas. Ocupar espacios públicos es llevar el hábito de sentarse a la mesa más allá del ámbito privado –ya sea doméstico o comercial, como bares y restaurantes–, es abrir más posibilidades de conexión entre las personas y de explorar intercambios, discusiones, relaciones y afectos.
En este artículo presentamos algunas instalaciones temporales o permanentes que refuerzan el papel de la mesa como plataforma flexible para diversos usos, al mismo tiempo que fomentan el hábito de sentarse colectivamente a la mesa para compartir un momento.

La Instalación Border-Crossing formó parte de la 5ª Edición de la Bienal Svizzera del Territorio, con el tema «Regreso al Futuro». Entre las propuestas que exploraron cómo los arquitectos pueden dar forma a alternativas concretas al mundo que cambia rápidamente hoy en día, esta instalación se destaca por su naturaleza mediadora. Se coloca una mesa de 2 m por 8 m encima de una pared existente, un elemento de división. Así, lo que antes era sólo una frontera se transforma en un espacio de encuentro:
La mesa, objeto elemental de la vida doméstica y de la sociabilidad humana, con tales dimensiones, opera como una plataforma flexible abierta a diversos usos: discusiones, talleres, conferencias y más.


La Mesa Redonda 100x se encuentra en Ipolytarnócen un campo abierto conocido como Campo de Chispas, un sitio donde la arquitectura y la experimentación artística toman forma. El diseño fue concebido para acomodar grandes grupos alrededor de una mesa que se adapta a la topografía natural. Los tubos de acero anclados al suelo proporcionan estabilidad estructural, minimizando activamente las perturbaciones en el sitio. Los asientos y la mesa cuentan con listones de madera desplazados para variar en textura y color.
El resultado es una estructura funcional y adaptable, que sirve como punto focal para la interacción social y se integra perfectamente con su entorno.


La Barbacoa Comunal es un proyecto de renovación urbanística y paisajística en la zona industrial de Castell d'Aro en la Costa Brava. Inspirado en la idea de las comidas colectivas como elemento social y revitalizante de los espacios públicos, el diseño presenta tres elementos clave: una barbacoa escultórica, una gran mesa en zigzag con capacidad para 50 personas y la renaturalización del entorno circundante. Este diseño fomenta activamente la socialización y la cena comunitaria en un entorno natural, ofreciendo flexibilidad y accesibilidad a través de espacios vacíos que se adaptan a diversas necesidades.
Las comidas colectivas siempre han sido un pilar central de identidad comunitaria y cohesión social en nuestra cultura mediterránea. Las cenas callejeras durante las fiestas locales, las calçotades con amigos en febrero, las barbacoas de los domingos o apagar las velas de cumpleaños con los compañeros de clase en un parque son momentos que fomentan la comunidad a través de la comida.


The Dining Room es un pabellón de tierra experimental y un comedor público en el lago Petocka en Bondurant, Iowa. Como corazón de una serie de instalaciones planificadas, su construcción comenzó con dos muros de tierra apisonada no reforzada construidos con arena, arcilla y grava locales. De manera única, el diseño incorpora rupturas estratégicas de erosión para garantizar que las paredes evolucionen con el tiempo, haciendo que la naturaleza y el tiempo mismo sean cocreadores en la transformación continua de la estructura.
Partiendo de la sensación de ciudad natal, cada instalación juega con los espacios comunes que normalmente se encuentran en una casa y los escala al tamaño del parque comunitario.

¡A la mesa!/ ander lópez + Sarai Olabarrieta

Como parte de Concéntrico 2022«¡A la mesa!» Vio una oportunidad en la idea de reunirse alrededor de la mesa. Su forma fluida creaba rincones y recovecos, como un organismo vivo que los vecinos conquistarían. Su programa incluyó actividades como comidas populares, talleres, encuentros y charlas.
Su objetivo es adaptarse a todo tipo de situaciones pintorescas. Situado entre diversos tejidos urbanos de la ciudad de Logroño, pretende ser un punto de encuentro de sus comunidades.

una mesa / aaa

Otra mesa comunitaria presentada en Concéntrico 2022 fue «A Table», diseñada con una amplia forma redonda que permitía a las personas no sólo sentarse juntas a la mesa, sino también utilizarla como escenario para conciertos de rap improvisados y eventos informales. El carácter circular de la forma expresa la ausencia de jerarquías, conseguidas a través de límites formados por una serie infinita de puntos equidistantes de su centro.
La idea del pabellón intenta rescatar la esencia de este largo recorrido resaltando el valor del encuentro colectivo en un espacio colectivo. Sentarse a la mesa y celebrar.


«À Table» es una expresión francesa que significa «Hora de comer» o «Ven a la mesa». En el interior del pabellón, construido con una esbelta estructura de madera, un círculo de mesas y bancos invita a los visitantes a entrar, sentarse, relajarse, comer o trabajar juntos. Según el arquitecto, el diseño comenzó con el concepto de reunirnos alrededor de una mesa para contemplar nuestra relación con la Tierra, pero también nuestra relación entre nosotros. Posteriormente surgió la idea de cobijar este espacio, con la intención de proteger a las personas que se encontraban en su interior y al mismo tiempo permanecer abierto al entorno.
Una mesa es una invitación a convivir en un mismo espacio y alrededor de una misma mesa. Es un estímulo para entablar un diálogo, convocarnos y pensar cómo podríamos restablecer y restablecer nuestra relación con la naturaleza y la Tierra.
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