Las diferencias entre el presidente de la Nación su vice están llegando incluso al terreno religioso. Mientras Javier Milei recibe a los pastores y reza con ellos en la Casa Rosada, pero no les contesta a los obispos un pedido de audiencia, Victoria Villarruel acaba de inaugurar solemnemente con conspicuos prelados un oratorio católico en el Senado.
Las autoridades de la Conferencia Episcopal le habían solicitado el año pasado una reunión al presidente para cumplir con la tradición de presentarle los saludos navideños, pero como no obtuvieron respuesta este año optaron por saludarlos mediante una carta en la que abogan por “una paz social sólida” que fue respondida por Milei.
A los prelados católicos no se les pasó por alto que Milei siempre encontró un tiempo a lo largo del año para recibir a pastores argentinos e incluso -en un hecho inédito- rezar con ellos en la Casa de Gobierno y también al principal predicador de Donald Trump, Franklin Graham, que encabezó dos encuentros en el estadio de Vélez.
También recibió a destacados rabinos con el Gran Rabino Sefardí de Israel, David Yosef, actitudes valoradas por los obispos porque refleja una especial sensibilidad hacia el mundo religioso, pero los desconcierta frente a la falta de disponibilidad para recibirlos a ellos que pertenecen a la religión más tradicional y mayoritaria del país.
Hay quienes creen que el hecho de que Milei privilegie el vínculo con los evangélicos se debe a una mayor sintonía ideológica y la casi ausencia de críticas, a diferencia de los obispos con quienes las coincidencias son menos férreas y los cuestionamientos de estas a cuestiones sociales, frecuentes e incluso a veces severas.
En el caso de su relación con los rabinos, desde antes de los tiempos de la campaña presidencial, Milei decía que estaba estudiando la espiritualidad judía por la admiración que siente por esa religión -e incluso agradeció su triunfo electoral ante la tumba del Rebe de Jabad Lubavitch, Menachem Mendel, en Nueva York.
A su vez, Villarruel había dispuesto la instalación de un oratorio en el despacho que ocupaba el senador Edgardo Kueider, detenido el año pasado en Paraguay cuando intentaba ingresar 200 mil dólares y luego expulsado de la cámara, que motivó la crítica del reconocido pastor Norberto Saracco por considerarlo discriminatorio.
En línea con la posición habitual de los evangélicos, Saracco sostenía que en un organismo del Estado toda iniciativa religiosa permanente debe incluir a todas las religiones porque la Argentina no es un país confesional con una religión oficial y que, si bien hay libertad de culto, también debe haber siempre igualdad de culto.
Como a los pocos días apareció una faja en la puerta del despacho y la leyenda “consultar con el departamento de seguridad” se pensó que Villarruel había desactivado el oratorio ante la crítica de Saracco. Las especulaciones se multiplicaban por el hecho de que no había información oficial sobre su apertura y eventual cierre.
Pero en la víspera del día de Nochebuena se anunció su inauguración, siendo bendecido por el Nuncio Apostólico (embajador de la Santa Sede), monseñor Miroslaw Adamczyk, en una ceremonia que contó también con la presencia del vicario general (número dos) del arzobispado de Buenos Aires, el obispo Pedro Cannavó.
Además, se anunció que lleva por nombre “Mama Antula”, el de la primera santa argentina, canonizada por el Papa Francisco en 2024, y que se paulatinamente se van a colocar allí las imágenes de las advocaciones marianas (Vírgenes) más populares de las distintas provincias tras ser acordadas con los senadores.
“Hay que tener en cuenta que la Iglesia católica precede a la Nación argentina, fue clave en su formación y el ser respetuosos de todos los cultos no implica dejar de reconocer a la principal tradición religiosa en un ámbito como el Senado que representa a las provincias, en muchas de las cuales la presencia católica es abrumadora”, explicaron cerca de la vicepresidenta.
