
Érase una vez un país bueno y justo y las personas que vivían en países que no eran ni buenos ni justos viajaban a esa tierra y la convertían en su hogar porque sabían que era amable. Pero algunos hombres que hicieron de esa tierra su hogar trajeron los valores de países que no fueron ni amables ni justos con ellos. Estos hombres odiaban a las niñas que encontraban en el país bueno y justo. Las muchachas eran blancas pero no castas; Eran sucios incrédulos que andaban solos como si fueran




