El marco de la administración estadounidense –que llegó con una fecha límite agresiva para el Día de Acción de Gracias y amenazas de cortar la ayuda y la inteligencia a Ucrania a menos que aceptara– tomó a Ucrania y a sus aliados europeos con la guardia baja, desencadenando un fin de semana de negociaciones urgentes en Ginebra entre Washington, Kiev y socios europeos.
Putin habló por teléfono con el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, sobre el plan el lunes y, según el Kremlin, dijo que la primera propuesta de Trump era una «buena base para el futuro acuerdo».
«Vladimir Putin señaló que estas propuestas, en la versión que hemos visto, están en línea con las discusiones en la cumbre ruso-estadounidense en Alaska y, en principio, pueden ser la base de un acuerdo pacífico final», dijo el Kremlin en su lectura de la convocatoria.
La brecha entre los finales preferidos de ambas partes sigue siendo enorme y en gran medida incompatible. Moscú está presionando por un acuerdo que asegure y amplíe sus ganancias territoriales, mientras Kiev y las capitales europeas insisten en asegurar la soberanía de Ucrania.
El domingo, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, describió las discusiones en Suiza como un avance importante, aunque señaló que “todavía queda trabajo por hacer” antes de finalizar una propuesta.
Trump, que criticó a Kiev el domingo por mostrar “cero gratitud”, adoptó sin embargo un tono optimista sobre las conversaciones en Suiza. “Puede que algo bueno esté sucediendo”, escribió el lunes en una publicación en las redes sociales.




