A pesar de la controversia, el parlamento de Serbia impulsó el proyecto y el Partido Progresista Serbio del presidente Aleksandar Vučić aprobó una ley especial para despojar al sitio de sus protecciones culturales. Los legisladores tomaron la inusual medida de invocar una disposición constitucional para declarar el desarrollo como un proyecto de importancia nacional, permitiéndole así continuar.
Los legisladores de la oposición arremetieron contra el gobierno por su decisión, y la parlamentaria de centro izquierda Marinika Tepić afirmó que Belgrado era sacrificar la historia del país simplemente “para complacer a Donald Trump”.
“En un lugar donde alguna vez cayeron bombas, ahora planeas servir champán”, dijo.
Pero Vučić ha argumentado que el proyecto es necesario para mejorar los vínculos con Washington, acusando a sus críticos de querer obstaculizar “mejores relaciones con la administración Trump”.
Kushner, que no tiene ningún papel oficial en la Casa Blanca pero ha asesorado frecuentemente a su suegro, ha llevado a cabo una serie de importantes acuerdos de desarrollo inmobiliario en todo el mundo en los últimos años, incluido un complejo de lujo en Albania. Affinity Partners, una firma de inversión privada fundada por Kushner, fue regaló un contrato de arrendamiento de 99 años por el gobierno de Serbia en 2022 para construir el desarrollo de la marca Trump en Belgrado.
Activistas anticorrupción salieron a las calles de Serbia durante el año pasado, protestando por lo que describen como impunidad y falta de rendición de cuentas del gobierno. Esta semana, la Comisión Europea destacó el lento ritmo de las reformas en Belgrado sobre la corrupción y las normas del Estado de derecho en su informe anual sobre la marcha de la ampliación.




