
Tuve con Paco Fernández Marugán una estrecha convivencia y colaboración en el seno del Grupo Socialista del Congreso de los Diputados durante varias legislaturas. Siempre le vi como un hombre muy convencido de sus ideales de partido, un diputado veterano (1982-2011) muy trabajador y, a la vez, una persona alejada de pretensiones de ascender en los escalafones, algo tan común en la vida política. Fue miembro de la Dirección del Grupo Parlamentario, y como tal pude observar su buena cabeza económica y sus valores centrados en los derechos humanos y las libertades de los y las ciudadanos.
Me gustaría recordar dos hechos que expresaron lo que fueron las ideas y el talante de Fernández Marugán, fallecido este martes a los 79 años. Lo hago para que la apreciación de su valor no se quede en valoraciones genéricas sobre su forma de ser, cuando lamentamos su desaparición.




