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Suena a chiste de mal gusto: «enfermedad de la piel grumosa». Pero en Francia nadie se ríe.
Los agricultores se enfrentan a la policía mientras sus rebaños son sacrificados para detener un brote viral.
Y, aunque parezca extraño, este virus podría ser lo que acabe con uno de los mayores acuerdos comerciales de la historia de la UE.
Esto es lo que los une: los sindicatos agrícolas franceses luchan contra el sacrificio sistemático de rebaños enteros cuando se detecta un solo caso.
Al mismo tiempo, Bruselas está impulsando el acuerdo Mercosur, un pacto comercial que abriría la puerta a la carne sudamericana.
Los agricultores lo llaman «doble rasero». ¿Por qué sacrificar nuestros rebaños para cumplir con altos estándares, se preguntan, sólo para importar carne barata de Brasil producida con pesticidas y antibióticos prohibidos en Europa?
Y esa ira aterriza en el Parlamento Europeo esta semana.
Nuestros legisladores votarán sobre una «cláusula de reciprocidad». Se trata básicamente de una «regla espejo»: si se quiere vender en Europa, hay que cumplir las normas europeas.
Si los eurodiputados votan en contra, corren el riesgo de que se produzca una revuelta en la Europa rural.
Si votan a favor, América del Sur podría retirarse porque no quiere importar leyes europeas.
En Europa, la política suele ser local. Y ahora mismo, los lugareños están enojados.




